El año en el que las ONL (re)descubrieron la ciudadanía
2011 ha sido un año movido en todos los niveles imaginables. La temperatura global (y no me refiero sólo al calentamiento planetario) ha subido y ya se sabe que cuando esto pasa hay mucho más movimiento.
Las ONL no han sido ajenas a este ambiente, y tras unos años de relativa estabilidad en todos los frentes, se han encontrado con un escenario bastante más complejo, que sintetizo en dos puntos:
1) La reducción de las principales fuentes de financiación tradicionales, que ya se empezó a notar con fuerza el año pasado, se ha acentuado. En algunos sectores, como el de la cooperación al desarrollo, podemos hablar casi de eliminación en varios territorios. En otros que se consideraban más protegidos, como el de la acción social, convenios ya firmados con la administración se han rehecho discrecionalmente por importes significativamente inferiores (y después nos dirán que las normas son para cumplirlas, claro). Ante este panorama a las entidades ya les ha quedado claro que la captación de fondos privados particulares es el gran reto en materia de financiación.
2) La caótica situación socio-económica, con una crisis enquistada y lejos de ser resuelta, añadida a la creciente pérdida de credibilidad de muchas instituciones tradicionales, particularmente las políticas, ha sacado a la calle (en sentido literal, pero no sólo) a una gran cantidad de ciudadanos, de orígenes e ideologías variopintos, que piden una transformación radical de muchas de las maneras de hacer vigentes. Gran parte de sus demandas no son ajenas a las que han hecho desde hace tiempo muchas ONL de perfil diverso, pero estas, en general, han tenido escasa capacidad de reacción y de creación de complicidades con los nuevos movimientos ciudadanos. A su vez, han descubierto que mientras ellas se quejaban año tras año de la escasa implicación de las bases sociales y de la dificultad de movilizar al personal, la supuesta sociedad adormecida e individualista las ha adelantado por la izquierda. Segundo gran reto: recuperar la conexión emocional con la ciudadanía desde las alianzas y el trabajo en red, a falta de ver si en el futuro se podrá restaurar un cierto liderazgo moral.
En cualquiera de los dos casos, la clave es la gente, las personas, la base social, la ciudadanía. Las ONL se habían hecho especialistas en atender problemáticas (en el sur, en el norte, en el campo, en la ciudad…) pero habían desatendido -o no habían trabajado con la suficiente fuerza- el sueño, la visión de una sociedad y un mundo mejores desde una perspectiva global, colectiva, comunitaria, no desde la sectorialidad y el pequeño mundo.
De alguna manera, sin embargo, las entidades que no están demasiado angustiadas luchando por la supervivencia empiezan a mirar hacie adelante con otros ojos. Cuanto menos, mi experiencia directa de trabajo en el día a día de muchas entidades apunta por aquí: CRM y redes sociales, CRM y redes sociales, CRM y redes sociales. Personas, personas, personas… No es una gran novedad, ya lo apuntaba el año pasado, pero la consolidación de la tendencia es evidente. Ojalá que la inversión y el esfuerzo se acompañen de voluntad real, perseverancia y clarividencia. Lo necesitamos.
pedro telleria ha dicho:
31 Dic 11 - 13:53Jaume, creo que das especialmente en el clavo cuando dices que un reto especial de las ONLs es “recuperar la conexión emocional con la ciudadanía”.
Durante estos años de vacas gordas, muchas ONLs (especialmente de Cooperación para el Desarrollo) desarrollaron una visión “extractiva” de nuestra sociedad. Sacar dinero a la ciudadanía a cambio de ofrecer una especie de paz de espíritu. Seamos justos, fue así porque la sociedad lo quería así.
Pero de golpe esa sociedad de nuevos ricos se ha venido abajo, y ahora vive aterrada ante una nueva situación socioeconómica que ni controla ni comprende. Y esta sociedad está redescubriendo ahora esos mensajes y esos valores que las ONLs le intentaban transmitir. Pero ahora ya no se trata solamente de dar dinero a otros, sino de encontrar modelos de sociedad, de solidaridad y de crecimiento que le pueda servir a esta sociedad también.
Yo creo que es un paso adelante: la sociedad deja de ser donante pasivo y pasa a ser actor y protagonista de sus propios problemas.
Es aquí donde las ONLs (especialmente las de Cooperación para el Desarrollo) deben cambiar su actitud. Su mensaje debe evolucionar a entender y arropar a esta sociedad en la que vive, hacerla sentirse parte de un movimiento de Ciudadanía Global que busca construir un sistema viable válido para todos. Participar de esta sociedad, dar voz a sus preocupaciones y contribuir, desde su enorme conocimiento sobre el desarrollo, en la generación de modelos de cambio viables. Y, ojo, ello no quiere decir que nuestra sociedad no deba seguir siendo un donante neto, ya que por mucha crisis que tengamos seguimos estando mejor que la media de este planeta.
Sin este esfuerzo de empatía, las ONLs continuarán viendo como la sociedad “les adelanta por la izquierda”, y por todos los demás lados también.
Jaume Albaigès ha dicho:
01 Ene 12 - 22:13Pedro, estando de acuerdo en todo lo que dices (¡gracias por ir más allá!), me gustaría poner en negrita la idea de que nuestra sociedad debe seguir siendo donante neta hacia el exterior. Me preocupa enormemente un mensaje que va calando según el cual ahora tenemos que ocuparnos de los problemas de aquí. Ya no hay problemas de aquí y de allá. Toda la ciudadanía, esa Ciudadanía Global que tú comentas, tiene que estar comprometida en la definición y la puesta en marcha del nuevo modelo planetario.
pedro telleria ha dicho:
02 Ene 12 - 21:41Claramente defiendo que nuestro país debe seguir siendo donante neto. Pero creo que tenemos que encontrar formas de expresarlo de formas más inclusivas para con nuestra propia sociedad.
Las ONGs de Desarrollo no pueden continuar enviando mensajes de fundraising como si aquí no pasara nada. Generan una sensación de autismo. Es normal que en esas circunstancias la gente comience a responder con el consabido mensaje de que los de aquí van primero.
Las ONGs deben conseguir explicar que los problemas del Tercer Mundo son una extensión de los nuestros, y los nuestros una extensión de los de ellos. Nunca lo hemos tenido más fácil que ahora, cuando en el sur de Europa estamos siendo víctimas en nuestras propias carnes de una versión barata del denodado Consenso de Washington. En el fondo tenemos una oportunidad histórica para hacer entender que somos una única ciudadanía planetaria, y que estos problemas – llámese deuda, alimentos, sanidad, educación – son compartidos, aunque a menudo sea de formas muy variadas. Y en ese marco no creo que nadie se lleve las manos a la cabeza por querer cooperar económicamente. La gente sigue estando dispuesta a dar, pero necesita sentirse más protagonista de aquello para lo que da.
Jaume Albaigès ha dicho:
02 Ene 12 - 22:20Estamos de acuerdo, Pedro. De hecho, en las charlas y los talleres que doy a ONG sobre uso de redes sociales incluyo regularmente la idea de trabajar en red de forma auténtica, priorizando causas a logos. Pero aún voy más allá, y pido a las ONG que se relacionen con otras de diferentes sectores, en búsqueda de soluciones globales. A modo de ejemplo, de lo poco que se salvó en la reciente cumbre de Durban fue ver cómo ONG ambientalistas y de desarrollo trabajaban conjuntamente para proponer una agenda común. No hace tantos años que unos y otros trabajaban en un mismo ecosistema sin relacionarse para nada.
Olga ha dicho:
03 Ene 12 - 13:49Muy interesante el post, Jaume. Dejo aquí algunas preguntas que me hago… ¿Las ONL habrá re-descubierto la ciudadanía realmente o simplemente les ha sorprendido y no saben cómo tomarlo?
¿O algunas estarán intentando imitar el lenguaje (como Movistar) o apropiarse del movimiento?
¿Qué han descubierto, qué han aprendido? ¿Han tomado ya alguna medida?
Ricard Valls ha dicho:
03 Ene 12 - 13:52Jaume, comparto tu artículo, pero parte de la solución es precisamente el problema; hay demasiado ruído en las redes sociales, no se diferencia las entidades serias de las superfluas, aparecen iniciativas muy fuertes en lo virtual, pero con nada que ofrecer en lo real.
Lo virtual no puede limitarse a 140 palabras y una vida media de menos de 3 minutos.
Jaume Albaigès ha dicho:
03 Ene 12 - 15:08Buenas preguntas, Olga. No doy el proceso por concluido, ni mucho menos. El re-descubrimiento es un acto concreto, pero de él se derivan consecuencias a largo plazo. Es cómo si las ONG de repente supieran qué quieren ser de mayores o, mejor, se dieran cuenta de que no pueden hacerse mayores si no es por esa vía. Pero apenas estamos al principio del camino… Y quizás en el post no está suficientemente claro, pero mi percepción es que, efectivamente, en muchos casos la sorpresa de las estructuras ha sido total. Por otro lado, salvo alguna muy contada excepción, no veo que haya quien trate de apropiarse del movimiento (como sí sucede en la esfera de los partidos, sin ir más lejos). Ojalá tengamos aportaciones al debate desde el seno de las organizaciones respecto de cómo lo están viviendo.
Jaume Albaigès ha dicho:
03 Ene 12 - 15:16Ricard, creo que si nos empeñamos en cubrir constantemente con el velo de la duda a las redes sociales nos perderemos lo bueno que hay en ellas. ONG con y sin proyecto siempre las ha habido, también antes de las redes sociales. A la ciudadanía, a cada persona, le corresponde determinar de forma razonada a qué ONG da su apoyo, con cuáles se relaciona, se implica o se juega la vida. El humo puede vender a corto plazo, pero a medio y largo no hay quién lo resista. Es más, la red es inteligente y al final coloca a cada nodo en su lugar apropiado.
Sergio ha dicho:
03 Ene 12 - 19:25El debate está calando en muchas ONL, específicamente de cooperación, como mencionaba Pedro. Incluso en foros como el recientemente finalizado curso de incidencia política de ISF una de las actividades, de debate, tomó estos derroteros. Y yo opiné en el blog de José Cuns “No me pidan calma” (y sí, hizo que me pusiera rojo con los dos primeros párrafos, mejor pasad ya al tercero si os interesa el tema… ONG:Pepito Grillo contra Sócrates).
Pedro Alvarez Prado ha dicho:
04 Ene 12 - 9:29¡¡¡interesante artículo!!! algunas reflexiones (sin voluntad de que sean conexas entre sí) al respecto:
- creo que las entidades del sector han puesto sus ojos en los últimos años en sus usuarios/beneficiarios, dejando de lado, como bien dices, a la ciudadanía, pero con unos porcentajes elevadísimos de dependencia de obra social y AAPP, ¿cómo defender internamente la sensibilización, la implicación de la base social? no lo han tenido fácil
- de una reunión con la (desde hace 3 días) responsable de socios y donantes de una de las entidades del sector con mayor volumen de recursos (por encima de los 50MM de euros): “dicen que el marketing directo ha muerto y nosotros ni siquiera le hemos conocido… no hemos hecho nunca una acción de comunicación por esa vía a socios o donantes, ni siquiera para captación de potenciales… el equipo que atendía a socios y donantes era el económico, entendíamos que las cuestiones a tratar eran de esta índole: devoluciones de bancos, recogida de cheques y sobres…”; pues eso
- CRM, Redes Sociales, diálogo (canales bidireccionales de comunicación) con los ciudadanos, … great!!! Pero ahora habrá que ver con qué recursos (sobretodo humanos, la tecnología lo está poniendo fácil y quasi-gratis) se afrontará este proceso: nuevos métodos, nuevos conocimientos, nuevas técnicas, …
saludos
Jaume Albaigès ha dicho:
04 Ene 12 - 18:52Sergio, ya había leído tu post en el blog de Cuns, me encantó. Sobran comentarios adicionales.
Pedro, bienvenido/benvingut.
Coincido en líneas generales con tu primera observación, pero creo que sí podrían haber hecho algo más. Demasiadas ONG (de acción social, pero también ambientales o de cooperación) se han dedicado a la prestación de servicios o la ejecución de proyectos pensando solamente en rendir cuentas a los financiadores, dejando en un espacio minoritario las tareas de incidencia política y transformación social. Generalizo injustamente, lo sé, pero creo que estadísticamente sería la “moda” (el caso más común, para entendernos). Bueno, en cualquier caso, ahí está el reto.
Por otro lado me sorprende esto que me cuentas de la gran entidad. Las que yo conozco en esos órdenes de magnitud sí han practicado el marketing directo y todo eso. Seguramente no han trabajado las bases sociales en todo su potencial pero vamos, por lo menos se trabajaban al donante. Esto que cuentas parece más propio de una ONG mediana/pequeña. O sea, tienen (o tenían) un problemilla por resolver.
En cuanto a los recursos, me remito sobre todo a una de las últimas frases del post: “Ojalá que la inversión y el esfuerzo se acompañen de voluntad real, perseverancia y clarividencia”. Para mí es casi más importante la actitud. Los recursos también, por supuesto, pero si no entendemos que estamos hablando de transformación seria de muchas cosas y que eso no es de hoy para mañana corremos el riesgo de hacer como aquella ONG que creó una página web en la que sólo había su nombre, su logo y su número de teléfono.
Bueno, tenemos pendiente hablar de todo esto con calma y en directo.