La insoportable (e insostenible) levedad del correo electrónico (I)
Permitidme este juego de palabras kunderiano para titular una reflexión cerca del uso que todos hacemos del correo electrónico, una de las herramientas que más ha universalizado su uso gracias a Internet. Como sucede tan a menudo, una tecnologÃa con potencialidades altamente positivas también puede producir, en función de los hábitos de sus usuarios, impactos no deseables. Por esto querÃa echar un vistazo a la relación, no siempre sostenible, entre el correo electrónico y el medio ambiente.
Ya adelanto que conviene hacer una lectura no absolutista de las prácticas que recomiendo, pero sà honesta, a sabiendas de que, en el fondo, cualquier cambio en los hábitos propios supone un esfuerzo hasta su real transformación.
Impresión
La progresiva sustitución del correo tradicional por el electrónico hizo pensar en algún momento que la nueva herramienta permitirÃa un ahorro considerable de papel, con el beneficio que esto supondrÃa para los bosques del planeta. En cambio, el consumo de este material se mantiene estable o crece (podéis ver los informes de la FAO sobre el estado de los bosques, que incluyen datos de producción y consumo). Aun cuando no se puede asegurar categóricamente que el correo electrónico sea un contribuyente neto a este incremento, seguro que frecuentemente observamos a nuestro alrededor prácticas casi-compulsivas en impresión de mensajes (y páginas web y documentos y…), contradiciendo asà la esperanza inicial.
Para no tener que llegar a los extremos de algunas organizaciones (y no precisamente ONL) que ya han decidido eliminar la mayor parte de las impresoras y fotocopiadoras (1), bastarÃa con hacernos algunas preguntas antes de enviar algo a imprimir, que, lógicamente, no sólo sirven para los mensajes de correo:
- ¿Se leerá alguien esto que imprimiré? ¿Cuántas personas? ¿Me lo leeré yo?
- ¿Qué vigencia tendrá la copia impresa?
- ¿Tan largo es el texto que no puedo leerlo en pantalla?
- ¿Puedo imprimirlo de alguna manera que consuma menos recursos (calidad de borrador, sin color, papel reutilizado, doble cara, dos páginas por cara, etc.)?
- ¿He revisado el documento para no tener que reimprimirlo debido a pequeños errores? ¿He revisado la vista preliminar para no tener sorpresas?
Tanto los mensajes como, sobre todo, los webs, no están especialmente pensados para ser imprimidos y, por esta razón, su impresión es altamente ineficiente. ¿Quién no ha visto correos en papel donde las innecesarias cabeceras llenas de negritas ocupan más espacio en la hoja que las tres lÃneas del cuerpo del mensaje? Por no hablar del documento web que sólo tiene texto de interés en dos de las seis páginas que han salido medio usadas de la impresora.
A pesar de la obviedad, no quisiera dejar de decir que, además de la reducción de costes ambientales, racionalizando la impresión también tendremos una reducción de costes económicos, factor que las ONL no pueden dejar nunca de tener en cuenta.
En este sentido, sé de algunas ONL que tienen polÃticas más o menos activas (en forma de manuales, carteles, etc.) para fomentar la impresión eficiente, pero conozco muchas que no tienen ninguna. En cambio, desconozco, y me encantarÃa que alguien me informara si fuera asÃ, si hay alguna ONL que no sólo haya implantado polÃticas sino que también haya valorado los resultados conseguidos con el paso del tiempo y el cambio de hábitos.
(1) Hacia la mitad de este extenso artÃculo se cita el caso de una caja de ahorros que, después de constatar que sólo 1 de cada 10 páginas impresas es leÃda, decidió dar este paso.
Continuará…